Cuando me sumé a trabajar para Banfield lo hice de corazón. Me banqué todo: los insultos, la descalificación permanente, las amenazas hacia mi persona.
Ahora se llegó a un límite: amenazaron de muerte a mi familia para que renuncie a la Presidencia del club.
No puedo arriesgar la vida de mis seres queridos por la ambición de un sector político minoritario, que no tiene ningún tipo de escrúpulos.
Por eso presento mi renuncia al cargo de Presidente del Club Atlético Banfield, en forma indeclinable.
Desde que asumió la nueva comisión directiva, en enero de 2012, realizamos un fuerte trabajo para ordenar las cuentas del club.
En el día de ayer convoqué a todos los sectores para trabajar todos juntos en la reconstrucción deportiva de Banfield.
Quería que el técnico y los nuevos jugadores tengan el consenso de todos. Ofrecí que la nueva Subcomisión de fútbol esté integrada por referentes de todas las agrupaciones políticas.
Interpreto las amenazas recibidas como una respuesta inequívoca a esa convocatoria.
Pero sobre todo impulsaba una auditoria para conocer a ciencia cierta el detalle de un pasivo heredado calculado en unos $ 80 millones.
Además, realizaría una convocatoria para ver la situación puntual de cada acreedor. Es evidente que ambas medidas tuvieron una resistencia muy poderosa.
La pérdida de la categoría me dolió en el alma como a todos los socios e hinchas.
Cuando asumí en Enero el equipo ya estaba armado y luego coronó una campaña desastrosa. En los otros aspectos de la vida institucional estábamos mejorando todos y cada uno de ellos.
Mi función, y la de los nuevos integrantes de la comisión durante estos 6 meses, fue ocuparnos de iniciativas no vinculadas al fútbol, como la concreción del sueño que representaba la Escuela del club, que inauguramos; reconvertir los deportes amateurs, proyectar la remodelación del predio y de la Sede Social, etc.
Apenas asumí como presidente, tenía mucha ilusión con poder armar un equipo de fútbol para en un año volver a Primera, de donde nunca nos deberíamos haber ido.
De ninguna manera puedo seguir en el Club después de las amenazas a mi familia.
Les deseo el mayor de los éxitos a mis compañeros de Comisión Directiva que me consta que tienen la capacidad, el compromiso y la honestidad para llevar el Club adelante.
Es increíble que se haya llegado a este nivel de violencia. Es tremendo que la agrupación opositora haya realizado en la noche de ayer escraches en los domicilios particulares de los integrantes de la Comisión Directiva, pintando casas, rompiendo autos; intimidando a las familias, asustando a esposas y a hijos.
Esas actitudes de odio están en las antípodas de lo que necesita la institución. Me genera una angustia tremenda esta situación. Espero que el Club pueda sobreponerse y que salga adelante, en paz, como debe ser.
Marcos Acuña
Socio 20.614