Decisiones mal tomadas se traducen en el mal momento del equipo, el club atraviesa una crisis política muy grande, en el seno del propio oficialismo se ven cotidianamente chipas y descontentos, mientras que la oposición se llamó a silencio y trabaja desde las sombras.
Mientras tanto estamos cada vez más lejos de la unidad, esa unión necesaria para sacar este momento adelante. Ha pasado mucha agua debajo del río, muchos ya no quieren volver, mientras que otros piensan que tienen razón y no ven que el barco se está undiendo.
Es claro el panorama, la mayoría de la gente pide la renuncia de Portell, aunque desde el oficialismo no se hacen cargo y echan culpas a otros sectores sobre el descontento del hincha.
Así, no se puede continuar. Alguien se debe movilizar para cambiar el rumbo.