Nuevamente el público de Banfield le puso color al clásico, la gente de Mística adornó la cubetera y la gran masa banfileña se destacó sobre su apagado contrincante, los marrones fueron silenciosos y descoloridos, se animaron un poco sólo cuando estaban en ventaja, pero eso les duro muy poco. La fiesta fue de Banfield, dentro y fuera de la cancha. Felicitaciones a todos: a los que jugaron, a los que alentaron, a los que llevaron su bandera, al grupo mística por desplegar el colorido, y a todo hincha de Banfield que festejó desde donde pudo y alentó como siempre. A disfrutarlo y a comenzar a pensar en Rosario Central, ¡el viernes todos al Gigante!.