En las tribunas, como siempre, no hubo resistencia del equipo marrón y Banfield le puso el color a la tarde. ¡Que fiesta!, ¡que aliento!, el taladro fue mucho más que sus vecinos y nuevamente dio clases de aliento y pasión.
El granate desconsolado, observo una vez más la gran fiesta en verde y blanco.
¡El problema lo tiene tu gente!