Cuando finalizó el partido las puertas se cerraron y el público local debió aguardar, como es costumbre, la retirada de la hinchada visitante. El tiempo se extendió 40 minutos y comenzaron los forcejeos con la policía que impedía la desconcentración. Cuando a empujones el público abrió la reja, la policía respondió con reprimenda hacia el grueso de la gente que escapaba de la tribuna Mauriño. Lamentable hecho en el que se vieron involucradas familias, que con la misma calentura de todos, no rompieron nada y aguardaban ofuscados, pero como corresponde, la apertura de la reja. También hubo disturbios en la platea y en la popular Valentín Suárez. El accionar policial y la actitud de mucha gente que pierde los estribos, es para tener en cuenta y cambiar la forma de tratar al público educado que siempre sufre las consecuencias.