La fiesta comenzó tres horas antes del partido cuando miles de taladros inundaron la Boca y coparon la parada. El clima eufórico se extendió durante toda la tarde. La popular del taladro explotó para recibir al equipo y entre nervios, llantos y gritos comenzó el partido, emociones de todo tipo se extendieron hacia el final. El resultado de Newell's nos daba confianza pero el sufrimiento por nuestra propia producción nos paralizaba, los minutos pasaban y el sueño comenzaba a ser real, ante la caída leprosa comenzaron los delirios, entre llantos apasionados, gritos eufóricos, desahogo y emoción alzamos el grito de campeón para toda la patria futbolera. El taladro dio la vuelta en la Boca y lo aplaudió todo el estadio, Banfield es el campeón, ya está, lo vivimos, es nuestro y quedará por siempre en nuestros corazones. Felicitaciones y abrazos para todos, ¡a disfrutarlo!