Este torneo nos mostró a un Banfield distinto con el correr de las fechas, las victorias ante Estudiantes y Tigre posicionaban al taladro como un equipo duro, con una entrega enorme y luchador a más no poder, aunque muy escaso de fútbol. El partido ante el bordó ratificó la buena cosecha de puntos y la expectativa en la tabla de posiciones. Banfield no tenía juego asociado y dependía de alguna jugada aislada para ganar un partido. Los resultados dejaron de acompañar y las caídas ante Argentinos y River marcaron una ruptura, asi Banfield no podía continuar. Tras 4 partidos sin ganar el equipo comenzó a priorizar el buen trato del balón y el cambio de ritmo, el taladro creció y tuvo buenas actuaciones, llegaron los triunfos ante Arsenal y Newell´s, luego el partido ante Quilmes se perdió pero no se discute que Banfield superó al sin espuma en el trámite del juego.
Banfield cayó nuevamente en Liniers mostrando claramente sus dos caras, una en el primer tiempo, la misma que tuvo ante el arse, la lepra y el cervecero, y una en el complemento, la misma que tuvo en el monumental y ante Argentinos. Las dos caras del taladro lo llevan a una lucha por superarse a si mismo, el sábado ante Gimnasia será una nueva prueba, la gloriosa gente va a estar presente para apoyar al gallego y a sus muchachos en la lucha por encontrar el equilibrio desde su mejor perfil.
