Méndez: "Bielsa es como el gran libro del fútbol"
La entrevista x Christian Leblebidjian:
Sebastián Méndez se levanta a las seis de la mañana y, desde ese momento, su cabeza no para. Porque no sólo empieza a planificar lo que vendrá para Banfield, cuestiones del próximo rival, los entrenamientos acordes con lo que debe corregir el equipo o la búsqueda de un estilo definido, sino también rebobinando los detalles del partido que pasó. Si hizo bien los cambios, si acertó con el planteo. Accede a la charla con La Nacion en el quincho del predio de Luis Guillón, después de pulir detalles con algunos chicos de las inferiores que, para sorpresa de muchos en el ambiente del fútbol, quieren perfeccionarse. Muestran inquietudes. Preguntan y buscan mejorar, al mismo tiempo que le sacan una sonrisa al DT de Banfield.
"Trato de aconsejarlos, de explicarles que cuanto más busquen perfeccionarse y mejorar, más posibilidades tendrán para triunfar en el fútbol", explica el Gallego, que -a los 33 años- trae como anécdota su experiencia en 2002 con Celta de Vigo: "Estaba acostumbrado a un sistema de entrenamiento argentino, que son más largos. Llegué a Europa y me encontré con prácticas de 45 minutos con una intensidad terrible, todo en espacios reducidos, acentuando mucho la parte técnica. Y ahí me empecé a quedar después de hora para practicar y perfeccionar el pase. Y me di cuenta de que había perdido tiempo en no trabajar más la técnica individual. En charlas con el técnico Víctor Fernández, me decía: Mirá, vos marcás bárbaro. Sos el mejor marcador que tengo, pero no le podés dar un pase de 20 metros a un compañero . Y el fútbol español es mucho de eso, ¿no?, de tenencia de pelota, de pases entre líneas".
-¿Qué diferencias notás en tu nuevo rol como DT?
-Vas descubriendo cosas nuevas todos los días y todos los días se aprende algo. Y no hablo sólo de cuestiones tácticas, sino de gestión, de manejo de grupo. Yo hago mucho hincapié en eso, me gusta que haya mucha comodidad, con buen ambiente. Vos podés ser el tipo más detallista, poner mucho el acento en lo táctico, pero la parte humana y anímica tiene muchísimo que ver. Vengo todos los días con la mente abierta para escuchar al jugador y a mis colaboradores y a gente que sabe de fútbol. Porque en esta profesión hay que aprender todos los días. Vuelvo a revisar todo lo que hacemos, los partidos, los cambios; trato de ser cercano al jugador, respetando siempre la distancia, pero acá me encontré con un grupo en donde esta distancia está explícita.
-¿Cómo te definirías como técnico?
-Pretendo que mis equipos, con el tiempo, tengan un estilo definido, que sean protagonistas. Que sepan a qué juegan. Me gustan los equipos agresivos, que tienen la pelota, pero que son directos también, que son punzantes, que las transiciones de defensa y ataque sean lo más cortas posibles; que aprieten arriba. Después están las características de los jugadores. Muchas veces hay que fijarse en que tu idea no choque con los futbolistas de que disponés. Y no imponerse porque sí, no es la forma. Hay que buscar un equilibrio.
-Decías que no es fácil ser técnico.
-Sí, ser DT es una mezcla de felicidad y locura. El técnico tiene pequeñas satisfacciones: vos entrenaste algo en la semana y sale el día del partido. O algo que practicás después no te sale. Todo te lleva tiempo mental y de trabajo. Pero de ninguna manera me quejo. Entiendo que es una vorágine, pero si vos te ponés a pensar, el jugador tiene la misma presión. Yo debuté a los 17 años y me retiré el año pasado. Esto es una continuidad, pero con más responsabilidades porque estás al mando de un grupo de veintitantos jugadores. Tenés más responsabilidades, pero hay que asumirlas. De esto se trata.
-De los entrenadores que tuviste, ¿de quién sacaste más cosas?
-De todos. Tuve muchos y muy buenos. El que me hizo debutar fue Bianchi, así que imaginate el listón; Piazza, Solari, al fallecido Eduardo Manera, a Julio (Falcioni) en dos oportunidades, a Víctor Fernández, DT español de Zaragoza que dirigió al Oporto cuando se fue Mourinho. Tuve al Loco Bielsa durante un año, que fue un año de disfrute y aprendizaje total. Tuve al Cholo Simeone, a Ramón Díaz, a Ruggeri. Muchos y muy distintos en su manera de trabajar. Bielsa, con su línea de 3 y su presión muy alta, y Bianchi con línea de 4 llegaron en Vélez al éxito. Bianchi mucho más porque estuvo más tiempo. Hay que ver ese equipo de Bielsa -si no se iba al Español en ese momento- para qué estaba. Pero los dos salieron campeones. Uno siendo más táctico; el otro haciendo más hincapié en otras cuestiones. El fin es el mismo. No hay una receta para el éxito. Y vos tratás de captar todo lo que te gustó y después le agregás tu impronta.
-Si tuvieras que armar un podio, ¿cuáles serían los tres mejores?
-No sé el orden, pero Bielsa, Bianchi y Víctor Fernández.
-¿Por qué todos sus ex dirigidos dicen que Bielsa es el mejor?
-Porque sabe todo. Un día viene y te dice: hay 26 maneras de jugar al fútbol . ¿Cuáles son? Y te las explica: 4-4-2, 4-3-3, y sigue. Es un libro abierto. Bielsa es como el gran libro del fútbol. Después tiene su idea, a rajatabla. Pero también, al contrario de lo que piensa la gente, no es terco. Es un hombre que te puede decir: "Ayer se equivocó en esto" . Y por ahí vos le decís: "No, Marcelo, yo pienso que no". Y te contesta: "Lo voy a revisar y mañana le digo" . Al día siguiente viene y es capaz de decirte: "Usted tiene razón" . Muchos confunden la pasión y ese hincapié que hace en lo táctico muchas veces con ser terco. Y él no lo es. Si él entiende que se equivocó, aun sabiendo tanto, tiene la humildad de decirle a un jugador: "Me equivoqué yo" .
-Si bien muchos lo nombran como el mejor, ¿por qué nadie juega o tiene la apuesta táctica y estratégica como la suya?
-Todos los que tocan la guitarra española quieren tocar como Paco de Lucía. Todos los que juegan bien quieren ser Maradona. Todos los chicos querrán jugar como Messi. Bielsa sabe más que los demás y es un iluminado.
-Pero casi no hay DT que intenten su módulo futbolístico.
-Es que es muy arriesgado y algo muy aceitado que él fue trabajando desde hace mucho. Yo jugué con ese sistema. Tenés que contar con cierta clase de jugadores y la impronta de él para convencerlos. Tenés que ser él. Vos podés copiar un cuadro de Van Gogh, pero el tipo fue único. Bielsa desarrolló su sistema durante años. Yo alguna vez hablé con el Toto Berizzo (hoy DT de Estudiantes), que fue compañero mío en el Celta de Vigo y que lo tuvo desde las inferiores de Newell's. Bielsa llega a lo que es después de muchísimos años haciendo hincapié en lo mismo, insistiendo en esa metodología de trabajo y de juego. Para mí es válido y, como persona, es intachable.
-¿Qué cosa te hizo un técnico como jugador que vos nunca le harías a un dirigido tuyo?
-Nunca fui de hablar mucho con los técnicos. No sé por qué, pero yo con ellos era un tipo leal. Me ponían, no me ponían; me calentaba. Siempre tuve mucho carácter. Alguna vez he discutido con algún técnico, pero siempre desde la lealtad. Yo no iba ir al vestuario a armar lío. Por más que no jugara. En España me pasó que discutí con un técnico una vez y él me dijo: Mirá, los dos centrales que están jugando son mejores que vos . Y tenía razón (risas). La única vez que tuve una discusión, tenía razón él. Y después, trato de estar cuando entrenan los suplentes, que era algo que algunos DT no hacían y no me gustaba. Por eso trato de estar siempre. Intento tener un diálogo fluido con los jugadores. Soy honesto. Cuando hablo con ellos les digo: me puedo equivocar, pero no en contra de nadie. No a propósito: lo que quiero es que el equipo funcione.
-¿Lo de Barcelona roza la perfección?
-Si no mirás a Barcelona es porque no te gusta el fútbol. Por más que después tu equipo no haga eso. El que dice que Guardiola es buen técnico porque tiene buenos jugadores... Barcelona está aceitadísimo, juega perfecto. Cuando juega, lo vemos, sea la hora que sea. Es muy difícil lo que logró Guardiola. Y Barcelona tiene muchísimo de trabajo táctico. Un ejemplo: yo jugué contra David Villa cuando él estaba en Zaragoza. Y Villa no corría 60 metros por la banda a un tipo. Y lograr que un jugador que vale 50.000.000 de euros y que hizo 40 goles en el último torneo se sacrifique y que lo haga porque está convencido de que es lo mejor para el equipo... No corren por correr. Cuando Villa lo hace es porque ve que el rival se le está yendo. Y porque Barcelona ataca tan alto que si no bajan o no aprietan para volver a robar la pelota en la zona, se les complica. Y ellos lo saben. Ese convencimiento y eso que se ve en el juego que parece la perfección absoluta con movimientos tan naturales son entrenados. Sumado a jugadores de una técnica y una inteligencia admirables.
-Siempre fuiste temperamental, sanguíneo. ¿Ahora como DT te tenés que controlar más?
-Sí, te tenés que controlar. Aunque te cueste, aunque no estés de acuerdo con una decisión del árbitro. Te tenés que callar. Si vos sumás nerviosismo en un momento de tensión es como tirarle gasolina al fuego. En eso también hay que buscar el equilibrio.
-¿Notás que faltan líderes hoy en el fútbol argentino?
-Sí.
-¿Y por qué pasa?
-Porque el fútbol es un reflejo de como vivimos y porque hacerse cargo de responsabilidades es complicado. Y yo lo hablo muchas veces con los chicos. Sí están Almeyda, Verón, Palermo, Calderón se retiró hace poco; Schiavi, el Mellizo Guillermo. Son los que adentro mandan, ordenan. Los referentes donde los chicos se ven reflejados. Ahora, cada vez va a haber menos porque pasa en la vida cotidiana, porque hacerse cargo de responsabilidades es complicado. Y hay que asumir esos riesgos.
-¿Qué cambios notás en la juventud, en la figura del respeto hacia el DT?
-Hay casos y casos. Hay chicos que trabajan mucho, que se quedan entrenando después de hora para mejorar defectos. Y hay otros a los que les cuesta más entender que el fútbol es todos los días, que hay que estar preparado para todas las situaciones. Pero tienen inquietudes.
-¿Se puede hablar de "largo plazo" y de "proyecto" en el fútbol argentino?
-No, no, es difícil. Por las urgencias que conlleva cada partido. Todos los equipos juegan por algo y más en este torneo, que define descensos, promoción. El largo plazo sería ideal, pero no. La presión está y hay que aceptarla y convivir con ella. Las pautas están marcadas así. Esa histeria permanente en la que vivimos también impide muchas veces que se juegue bien, pero nunca hay que rendirse ni dejar de intentarlo.