Diario La Nación, nota a Daniel Bilos por Sebastián Torok

Daniel BilosDaniel Bilos ganó popularidad no bien irrumpió en la primera de Banfield, en 2001, porque llamaba la atención que un futbolista de semejante talla (1,94 metro) exhibiera tan pulida técnica. Claro que le costó afirmarse en el equipo que conducía el uruguayo Garisto, pero tiempo después, años más tarde en  Boca dirigido por Coco Basile ganó cinco títulos en cadena.

De la mano de los trofeos xeneizes le llegó la posibilidad de jugar el Mundial de Alemania 2006 en el seleccionado de sus antepasados, el croata; pero Bilos no aceptó y apostó a tener alguna chance en la Argentina (finalmente disputó tres amistosos). Fue transferido a Saint Etienne (Francia), también actuó en América (México) y volvió a nuestro país para jugar en San Lorenzo. Pero luego entró en una etapa de confusión y allí comenzó la pesadilla: una grave lesión en la rodilla izquierda lo alejó de los terrenos de juego, la larga rehabilitación lo mortificó, tanto, que en diciembre de 2009 anunció su retiro. Pensó que nunca más volvería, sin embargo la vida le dio otra chance: la rodilla izquierda respondió y vuelve a jugar, lo hará muy lejos de las grandes luces, en Douglas Haig, de Pergamino, su ciudad natal, en el torneo Argentino A.



"El médico Jorge Batista, que en su momento me operó, me dijo que me quedara tranquilo, que era joven y en algún momento la rodilla estaría firme, pero la recuperación era muy larga y decidí retirarme. Cuando tenés rotura de ligamentos cruzados sabés que en seis meses volvés. Pero con mi lesión, osteocondritis, no tenía un parámetro, nada... Hay muchos que dejaron de jugar por la misma lesión. La ansiedad me iba desgastando psicológicamente. En junio pasado tomé la decisión de probar, fui a entrenarme al Cefar y la rodilla respondía, respondía y acá estoy.

¿Qué pasará de ahora en más? Sólo Dios lo sabe. Disfruto cada día que pasa", le describió Bilos a La Nacion. El último partido del Flaco fue el 12 de abril de 2008, en el 3-1 del Ciclón a Central.

Batista, respetado profesional en el fútbol argentino, rememoró: "Tuvimos que reconstruirle el ligamento patelo-femoral medial para darle estabilidad a la rodilla. Pero a los 3 meses de recuperación se fracturó la rótula. Pero hoy estamos felices porque está 10 puntos".

-Daniel, ¿te cambió la vida?
-Sí, un montón. Hace unos días escuché a Del Potro decir que con la lesión le dio mayor valor a otras cosas y me siento igual que él. Antes, con la cabeza metida en la competencia, dejás mucho de lado. Uno se quejaba por cosas que no tenían sentido y hay que sacar fuerzas de donde no te lo imaginás. Estoy agradecido con mucha gente del fútbol que se me acercó, como Carlos Portell y Julio [por Falcioni], que en su momento me dejaron hacer la rehabilitación en Banfield.

-Hoy tenés 30 años, ¿pensás en la posibilidad de volver a un club de la A si recuperás el físico?
-No, trato de no pensar por lo que me pasó antes: por pensar más allá tuve retrocesos. Es una etapa nueva. Antes pensaba distinto, hay que vivir el día a día. El futuro no lo conoce nadie. Estar en mi ciudad, con la gente que conozco desde que era chico, me tranquiliza. Igual, la expectativa es grande y todos están ilusionados con ascender. Pero es distinto: termino de practicar y a los diez minutos estoy comiendo en mi casa, no hay 30 cámaras como en Boca, nos conocemos casi todos, a los compañeros que tengo los enfrenté en los torneos locales...

-A la distancia, ¿cómo recordás la vorágine del mundo Boca?

-Como algo lindo. Me dio la posibilidad de que me reconocieran, fui campeón. Todo lo que generábamos era impresionante, como una banda de rock. Los vestuarios son similares en las diferentes categorías, más allá de que algunos tienen más comodidades, pero la diferencia es cuando pasás de la puerta hacia afuera. Fuimos a Corea, El Salvador, Honduras y siempre había repercusión.

-¿Falcioni se adaptará a Boca?

-Sí, tiene experiencia, sabe manejar los grupos, sabe a qué juega y los jugadores a medida que lo van conociendo se van dando cuenta de su capacidad. Uno lo va respetando con el paso del tiempo, porque lo que te dice va pasando en la cancha. En Boca no tenés más opciones que salir campeón y él lo sabe.


-¿Te quedaste con ganas de jugar una Copa del Mundo para Croacia?

-No, no. Sabía que en la Argentina las chances de jugar serían pocas; cuando Pekerman me llamó, se sinceró, me dijo que había muchos jugadores, pero era algo personal mío. A lo mejor, otro hubiera aceptado. Hoy sigo pensando que la decisión que tomé fue la mejor. En la selección jugué contra Qatar, Brasil y España, a quien le hice un gol, y para mi será gratificante de por vida.


Bilos ya no integra esa suerte de "banda de rock" que era el famoso plantel de Boca. La realidad cambió. Ya no hay concentraciones en hoteles de 5 estrellas ni viajes en avión: el domingo próximo, por ejemplo, Douglas Haig jugará por el Argentino A frente a Guillermo Brown, de Puerto Madryn, ciudad a la que llegarán desde Pergamino en ómnibus. "¡Son como mil kilómetros! Creo que 16 horas", sonríe Bilos. Pero añade: "Hice mucho esfuerzo para volver a jugar, a entrenar. Ojalá que todo siga así. Estoy feliz. Para mí, es como un volver a vivir".

 


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