La gente del taladro colmó el estadio para ver el partido, una multitud festejó y emocionó a todos cuando el desahogo llegó: ¡BANFIELD CAMPEON!, en la Boca y en el Lencho, en Banfield y en todo el mundo. Poco a poco empezó a llegar el público que regresaba de la Boca, nuestro Lencho empezaba a reventar de gente, de alegría, de historia, de vida y de Campeón.
Más de 40.000 personas al grito de campeón esperaron al equipo, la vuelta olímpica no pudo realizarse como estaba planeada, la cantidad de público que invadió el terreno impidió a los jugadores festejar ante su público, una lástima. Seguramente el Club organizará un partido homenaje y los verdaderos artífices del campeonato tendrán su fiesta como corresponde.
Las calles de Banfield continuaron de fiesta, los festejos duraron toda la noche y el taladro en su ciudad, la del campeón, vivirá por muchos días más convulsionada, la alegría es muy grande.
